domingo, 26 de junio de 2011

A

Sí, efectivamente, no es un error, no faltan letras; simplemente A. Viniendo a casa ayer desde Ibiza miré por casualidad a la playa de Figueretes y con estupor divisé a la lejanía una silueta que me sonaba conocida. Y confirmé posteriormente mi idea incial; era el A.
Aquí lo véis con el Ramon Llull al fondo
Tiene un diseño que se parece mas un barco de investigación o el de un personaje de película de James Bond, pero el mega yate ‘A’ es la embarcación del multimillonario industrial ruso Andrei Melnichenko, uno de los zares de la banca rusa y dueño de una de las mayores compañías de fertilizantes del mundo.
Parece ser que son varios los rusos en la cumbre de los millonarios que gustan de megayates. Melnichenko (con una edad de tan sólo 36 años) figura como número 172 en la lista de hombres más ricos del mundo de Forbes.

En cambio ‘A’ está en el top-10 de los yates privados más grandes del mundo. Con 120 metros de eslora, fue diseñado por el francés Philippe Starck.

El nombre, escueto e intrigante, viene de la inicial del nombre de pila de la esposa del propietario, la modelo serbia Alexandra Kokotovich.

Fue construido, con el secretismo que adoran los millonarios rusos, por los prestigiosos astilleros alemanes Blohm & Voss y entro en servicio en el 2008. En el exterior llama la atención, a parte de sus enormes dimensiones con una eslora de 118m, el diseño del casco, empezando por su proa invertida. Fue ideado por el diseñador francés Philippe Starck, gurú del diseño del siglo XXI,famoso por decorar hoteles archimodernos como el MoogHotel en Sydney o el Delano en Miami.

Starck realizó varios bocetos, a cual más espectacular, y el propietario acabó optando por un diseño rompedor, de líneas ultramodernas, una proa afilada y una gran estructura en la parte de popa. Su construcción fue uno de los secretos mejor guardados del astillero de la ciudad de Kiel. Esa discreción provocó la curiosidad de algunos medios que llegaron a sobrevolar la zona para poder fotografiar el nuevo buque desde el aire. Por entonces se llegó a decir que no se trataba de un yate sino de un modelo de barco militar experimental por su diseño que recuerda a un híbrido de fragata de última generación y sumergible. Fue el 3 de enero de 2008 cuando salió a navegar por primera vez.

Es un buque de casco de acero y superestructura de aluminio, de 5.500 toneladas brutas (GT) y un desplazamiento de 5.959 toneladas, siendo sus principales dimensiones 119 metros de eslora total, 18,87 de manga y 5,15 de calado máximo. Está propulsado por dos motores MAN RK280, con una potencia de 12.070 caballos, que accionan dos hélices de “doble tornillo” y le permite alcanzar una velocidad máxima de 23 nudos. La velocidad de crucero es de 19,5 nudos y a dicho régimen tiene una autonomía de 6.500 millas. La capacidad de combustible es de 757.000 litros y otros 94.000 litros de agua potable.

Parece ser que el yate está dotado de las excentricidades más variadas, nada extraño pues es bien sabido que a Melnichenko le gustan las excentricidades. Como, por ejemplo, la cama que, colocada en lo alto de la torre, rota como un tiovivo para no perderse ninguna ventana con vistas panorámicas. Sólo la barandilla de la escalera central ha costado más de 50.000 euros, los pomos de las puertas se acercan a ese precio también (por unidad). La mayoría de las habitaciones tienen espejos de suelo a techo y en las áreas comunes hay mesas de bacarrá.

Más de 100 bocinas, una docena de televisores de plasma, una librería central de DVD con más de 2000 títulos, dos piscinas, seis cabinas de huéspedes con todo lujo de detalles, una macro-discoteca con una barra hecha de cristal de Baccarat y una plataforma de karaoke resistente al agua. Por supuesto también dispone de un helipuerto, que ya es un espacio normal en los megayates. La piscina de la cubierta superior puede llenarse alternativamente con agua del mar o dulce y incluye un motor para poder nadar contracorriente

La suite principal, de 239 metros cuadrados, tiene una pantalla de plasma de 60 pulgadas que se esconde en el techo, una cama redonda que gira para tener siempre las mejores vistas y está rodeada con una cristalera a prueba de explosivos de 44 milímetros de grosor. La entrada sólo está permitida a la familia Melichenko y el personal de servicio mediante un sistema de identificación biométrica.

Con las extremas medidas de seguridad a bordo es imposible obtener fotografías del interior.

Por si os interesa, se estima que el yate tiene un precio aproximado de 250 millones de euros, y llenar el deposito tampoco es barato, ya que el combustible para llenarlo completamente sale por medio millón de euros.





1 comentario:

  1. raro el nombre y espectacular el diseño no quiero ni imaginarme el lujo de su interior buena caza saludos

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